Viviendas diseñadas para enfrentar el cambio climático.

El impacto humano en nuestro entorno es evidente.

Se manifiesta con temperaturas en aumento, niveles de mar crecientes y una mayor frecuencia e intensidad de desastres naturales.

Los ecosistemas sufren daños, el acceso al agua y alimentos se compromete, las comunidades son más vulnerables y a esto se suma el consumo excesivo de recursos, energía y territorio, impulsado por el actual modelo de desarrollo.

En en Planeta, se espera un aumento en las temperaturas con olas de calor más intensas y períodos prolongados de escasez de agua. Las inundaciones son y serán cada vez más frecuentes. ¿Cómo se adaptarán nuestras viviendas a esta nueva situación?

¿Cómo nos prepararemos para afrontar periodos de sequías o tormentas que requieran restricciones o racionamiento en el suministro de agua, energía y servicios?

El diseño, construcción y gestión de viviendas preparadas para emergencias climáticas prioriza el emplazamiento responsable y adecuado, la salud mental, así como la gestión y aprovechamiento de recursos naturales renovables locales, permitiendo la desconexión de la red regional o municipal.

Estos recursos incluyen el agua, el viento, la radiación solar, la tierra, el calor o la frescura del aire o del terreno, que no sólo se aprovechan durante la vida útil de la vivienda, sino que también se incorporan en la estrategia de diseño pasivo y su construcción mediante sistemas que utilizan materiales locales como la tierra .

Soy optimista y creo firmemente en la posibilidad de un desarrollo equitativo, sostenible y regenerativo, que frene y revierta el cambio climático. Sin embargo la reciente pandemia, nos enseñó la importancia de estar preparados ante una posible crisis.
— Arq. Fátima Chavarría

Casa Cubo. Colectivo Mx

Nuestra estrategia ante el reto de diseñar una vivienda que logre enfrentar el cambio climático es:

El sitio.

Nuestro Planeta es dinámico. Afrontar la vulnerabilidad con criterios de diseño seguros ante sismos, inundaciones y externalidades del entorno.

Evaluar y elegir el lugar y emplazamiento de la construcción con respeto y visión de largo plazo. Considerar el menor impacto posible al terreno, valorar el espacio libre y el cuidado del ecosistema.

Planificar el proyecto de forma integral y sostenible.

Las personas.

La salud mental es un componente fundamental en todas las etapas de la vida y es vital para el bienestar físico y social de las personas.

El entorno construido es una herramienta poderosa para ayudar a mitigar posibles problemas de salud mental, sobre todo en momentos de vulnerabilidad y crisis.

Ejercer el derecho de habitar en un ambiente accesible, sereno, sano, en contacto con su entorno, seguro y estéticamente agradable.

Construir lo menos posible.

Privilegiar desarrollar los menos metros cuadrados posibles, con desplante, distribución y circulaciones seguras, eficientes y confortables.

Seleccionar materiales y sistema constructivo regionales, alineados a criterios de confort y de reutilización.

Minimizar la huella de carbono emitida durante el proceso constructivo, sin descuidar la estética y funcionalidad.

Paisaje natural.

Evitar la sedimentación y erosión. Luchar por la restauración del hábitat.

Mejorar el paisaje, valorar, respetar y rehabilitar lo ya existente.

Elegir paleta vegetal de la región, especies adaptadas al entorno, que requieran poco consumo de agua para el riego. Preferir vegetación diversa, que interactúe con el ecosistema del lugar.

Agua.

El agua es esencial para la supervivencia humana, y enfrentamos el estrés hídrico más preocupante de la historia. Por lo tanto, es crucial implementar una estrategia de gestión del agua que incluya:

Captación de agua de lluvia. Control y mesura en la extracción de aguas subterráneas. Reutilización del agua para usos humanos, higiene personal, riego y servicios. Tratamiento y purificación del agua.

Aire.

Privilegiar la ventilación natural, favorecer la ventilación adecuada libre de químicos o humo.

Respiramos más de 15.000 litros de aire cada día, cuidamos calidad del aire que se respira.

Con estrategias de ventilación cruzada asegurar que el ambiente interior, tenga una temperatura confortable. Influir en la salud y bienestar de los habitantes.

Luz.

Tenemos un reloj interno que sincroniza las funciones fisiológicas en un ciclo, de 24 horas, llamado ritmo circadiano.

Integrar y aprovechar la luz natural, incluir con mesura la luz artificial, generar estrategias de iluminación centradas en la salud, logrando entornos más saludables y productivos.

Energía.

La sociedad se ha habituado a altos niveles de comodidad que resultan difíciles de cambiar. Sin embargo, es esencial tomar conciencia de la necesidad de reducir el consumo energético.

Las estrategias de diseño pasivo permiten reducir directamente el consumo, lo que resulta en viviendas más sostenibles que dependen menos de fuentes externas de energía.

Las viviendas tendrán la capacidad de generar su propia electricidad para la iluminación y el funcionamiento de los equipos y electrodomésticos necesarios. Esto se logra mediante paneles fotovoltaicos, aerogeneradores, biogeneración y otras tecnologías.

El principal desafío radica en el almacenamiento de energía, pero la tecnología de las baterías sigue evolucionando en términos de seguridad y eficiencia, lo que las convierte en una herramienta a evaluar en costo y ciclo de vida.

Confort térmico.

De acuerdo al lugar y las condiciones del entorno, privilegiamos el uso de estrategias pasivas, Logrando entornos térmicos cómodos para los habitantes. Si es necesario, implementar estrategias de biocombustibles, geotermia, aerotermia  y placas solares o termodinámicas que permitan generar energía térmica.

Envolvente.

Gran parte del consumo de energía de las casas está relacionado directamente con las características de muros, cubiertas, ventanas y puertas. La envolvente del inmueble, puede ganar o perder calor. Afectando el confort físico y térmico de sus habitantes.

Es importante diseñar favoreciendo la eficiencia energética. Evitar el uso excesivo de acondicionamiento térmico, logrando un menor gasto energético.

Alimentos.

La pandemia nos hizo confrontar una crisis en el suministro de alimentos y mercancías que, en situaciones de emergencia climática, podríamos enfrentar nuevamente.

Convertir nuestras casas en productoras de alimentos frescos puede ser una solución valiosa, aportando beneficios económicos y ecológicos. De ser posible, establecer una huerta en casa reduce nuestras preocupaciones.

Residuos.

La reducción de residuos está estrechamente relacionada con la disminución del consumo.

En un escenario donde estamos llegando al límite de recursos planetarios disponibles y los servicios de recolección de residuos podrían no estar disponibles, es esencial practicar las "5R": rechazar, reducir, reutilizar, reciclar y compostar.

Comunidad.

La fortaleza y autosuficiencia no se alcanza de forma individual, sino que surge de la colaboración, organización y apoyo mutuo en comunidad, lo que conduce a resultados más efectivos.

Trabajar en construir comunidades inclusivas e integradas a través de la equidad, respetar usos y costumbres, favorecer la interacción intergeneracional, buscar la equidad, el compromiso cívico y el diseño universal y accesible.


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Conoce nuestros Proyectos de Vivienda. Diseñadas y Construidas para el bienestar y disfrute de sus habitantes. Sostenibles y listas para enfrentar el Cambio Climático.


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